domingo, 26 de abril de 2015

FILOSOFÍA EN LA ERA MEDIEVAL




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La filosofía en la edad media
Durante la Edad Media la filosofía bebió del cristianismo, por el que explicaba la existencia y los fenómenos del mundo que les rodeaba. La Verdad era buscada en la Biblia, libro de máxima sabiduría junto a Los Evangelios, según los cuales Dios creó el mundo y a todas las personas. El cristianismo se convertirá, además de en una religión, en una solución para dilucidar las cuestiones más comunes en la época, cambiando el paradigma que había imperado en la filosofía de la etapa anterior, la helénica.
La patrística:
La primera etapa en la filosofía medieval es aquella que corresponde a la articulación definitiva de los dogmas cristianos, su defensa ante otras religiones y a la iniciación a la humanidad en la Verdad de Cristo, la única posible. Estos primeros hombres fueron llamados Padres de la Iglesia y su estudio y difusión se denominó Patrística a manos de autores como Hipólito de Antioquia o de San Agustín.
Si atendemos al segundo, encontraremos sus teorías encuadradas en lo que se ha dado en llamar neoplatonismo y es que a él corresponde una reinterpretación de Platón bajo un tinte cristiano: Agustín (354-430) es el último gran filósofo de la antigüedad y principio de la modernidad, el límite entre dos formas de entender y pensar la filosofía. Se presenta como un buscador afanoso de la Verdad que hace del Saber una cuestión de vida o muerte y ello lo consigue al describir, según sus escritos, la profunda vena religiosa de Platón resumida así: no hay posibilidad de conocer sin amar porque el conocimiento es amor y sólo amando, llegando a Dios, conocemos con certeza. Todo conocimiento de Verdad se conoce a través de la luz de Dios.
Resultado de imagen para filosofia en la edad mediaA través de la Patrística -del estudio de los padres- San Agustín recibe la oportunidad de solucionar el problema de Fe y Razón aunque no parte de distinguir entre la religión y la filosofía sino que considera a las dos como soluciones equivalentes para una necesidad vital del hombre que es la posesión de la Verdad. San Agustín los identificó sin confundirlas, sabía que la razón religiosa se alcanza con la Fe y la razón de la filosofía se alcanza con la razón. 




La Escolástica:
La segunda etapa en la filosofía medieval, la Escolástica, surgirá a partir del siglo XIII. Dicha centuria se convertirá en el de la metafísica, consecuencia del conocimiento de Aristóteles y del neoplatonismo greco-árabe cuyo objetivo principal es descubrir las causas profundas o esenciales y después practicar a partir de ellas el método científico por excelencia con la reinterpretación de Aristóteles, gracias a nuevas traducciones que se realizan en las Escuelas y Universidades entre las que destacaremos la Escuela de Traductores de Toledo. En estos espacios, surgidos todos en tiempos del Medievo, se va a cultivar un saber principalmente teológico y filosófico por el que a través de la ciencia de Aristóteles, se intentará explicar la existencia sobrenatural de Dios. A pesar de que la Escolástica es principalmente teología, es esencialmente filosofía. Así los dice dirá Julián Marías: la Escolástica trata problemas filosóficos que surgen con ocasión de cuestiones religiosas y teológicas. 
Lejos de nuestras fronteras encontramos a Santo Tomás de Aquino quien desarrolló una teoría que conjugaba las posibilidades del cristianismo con las ideas aristotélicas, que con el tiempo se convertirán en las ideas oficiales del catolicismo.
Los tres grandes problemas de la filosofía medieval lo constituyeron "Dios", "Relaciones entre Fe y Razón" y "Los Universales". La primera de las cuestiones, la referida a Dios, plantea en los filósofos medievales la necesidad de explicar mediante métodos científicos la existencia del mismo siendo no sólo cuestión de fe sino también de ciencia. 
La segunda, va a ser respondida a través de una unión entre ambas que, según los autores de este tiempo, no son incompatibles sino, muy al contrario, se convertirán en conceptos complementarios. Dentro de este segundo punto encontramos tres posturas que corresponden a tres autores a los que ya hemos hecho referencia, muy diferentes entre sí: aquella defendida principalmente por San Agustín en la que sólo existe una Verdad que es dada a través de la confluencia de ambas corrientes. La segunda de ellas es la defendida por Averroes, llamada de la Doble Verdad ya que bajo su punto de vista ambas fuentes son independientes y por tanto independientes van a ser sus resultados aunque confluyan en un punto común. La postura de la autonomía armónica fue defendida por San Tomás quien pensaba que ambas, religión y fe, comparten verdades que pueden ser explicadas sin la necesidad de la otra.
Principales exponentes

Agustín de Hipona (354 - 430).
San Isidoro de Sevilla (560-636).
Juan Escoto Erígena (810-877).
Pedro Lombardo (1100-1160).
Avicenna (980-1037).
San Anselmo de Canterbury (1033-1109).
Pedro Abelardo (1079-1142).
Averroes (1126-198).
Maimónides (1135-1204).
Roberto de Grosseteste (1175-1253).
San Alberto Magno (1206-1280).
Roger Bacon (1220-1292).
San Buenaventura da Fidanza, (1221-1274),
Santo Tomás de Aquino (1225-1274).
Ramon Llull (1235-1315)
John Duns Scoto (1266-1308).
Guillermo de Ockham (1298-1349).
Jean Buridan (1300-1358). 








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Argumento ontológico de San Anselmo  










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